jueves, 27 de septiembre de 2007

Los orígenes de la notación musical

La transmisión oral de la música conlleva cambios en la misma. De ahí que se hiciera necesario el buscar una manera efectiva de escribirla. Veamos un ejemplo al respecto:



Pero, ¿cómo representar algo tan complejo? Recordemos que el sonido tiene 4 cualidades de las que participa la música, y si queremos escribirla, deberemos tener en cuenta:
1. La altura del sonido, es decir, su frecuencia. Si es aguda o grave. Qué nota en concreto queremos representar.
2. La duración. Si es más o menos larga.
3. La intensidad. Si tiene más o menos potencia o fuerza sonora.
4. El timbre. El tipo de instrumento o voz que suena, la orquestación.

Desde luego, los comienzos de la escritura musical no abarcaron todas las cualidades de golpe.
Sobre el texto empezaron a escribir una serie de acentos que indicaban si el sonido era más o menos agudo, y en qué dirección se movía. Pero era un modo de indicarlo muy impreciso. Este tipo de escritura es la que conocemos como notación neumática, y data aproximadamente del siglo VIII.



Pero debido a la imprecisión en la altura de los sonidos, idearon un nuevo recurso que consistía en añadir líneas que servían de referencia para una altura determinada.
La primera línea que se incluyó era roja, y representaba a la nota FA.
La segunda línea que se añadió era amarilla, y representaba a la nota DO.
Una tercera línea, en medio de las dos anteriores, representó al LA.



El iniciador de este sistema de líneas de colores fue el monje Hucbaldo, y posteriormente Guido d'Arezzo lo perfeccionó.

Pero Guido d'Arezzo además de eso hizo algo muy importante. Ideó un método para recordar las distintas alturas de los sonidos, poniéndoles nombre.



Los nombres de las notas musicales derivan del poema Ut queant laxis, específicamente de las sílabas iniciales del Himno a San Juan Bautista. Las frases, en latín, de este himno rezan así:

Ut queant laxis
Re sonare fibris
Mira gestorum
Famuli torum
Solve polluti
Labii reatum
Sancte Ioannes


(en español, esto equivale a "Para que tus siervos puedan exaltar a plenos pulmones las maravillas de tus milagros perdona la falta de labios impuros, San Juan").


Durante el siglo XIII comenzó a usarse la notación mensural con la cual se indicó por primera vez el valor exacto de las notas y silencios mediante símbolos, en oposición al canto gregoriano, de ritmo libre (el ritmo en el canto gregoriano venía dado por la letra, en latín).

Hasta 1230 se utilizó notación cuadrada o modal con grupos de notas y ligaduras. Luego se introdujeron los signos de notas simples (máxima, larga, breve, semibreve, mínima, semimínima, fusa y semifusa) solas o en grupos de ligaduras. Esta notación mensuralista fue motivada por la polifonía vocal.

Hasta aquí tenemos más o menos solucionado el problema de representar dos de las cualidades del sonido: La altura y la duración. Pero el sistema actual no llegó hasta unos siglos más adelante, aproximadamente durante el siglo XVI. Y podemos decir que sigue en constante evolución, al igual que la música.

viernes, 21 de septiembre de 2007

DESPEGUEN...


















Ya hemos superado nuestra primera semana de clases.

He de decir que estoy encantada con lo vivido estos días.

Hay muchísimo trabajo por hacer, mucho que aprender y mucho que enseñar (tanto los alumnos como los profesores). Espero que no nos falten las ganas, y que no nos desanimemos por el camino.

Recuerdo una frase que decía: "Despacito y buena letra, que el hacer las cosas bien, vale más que el mismo hacerlas". Y eso es lo que quiero llevar a la práctica este año. Llegaremos, hasta donde podamos, sin prisas, y disfrutando para asimilarlo mejor.